martes, 7 de octubre de 2008

ANTECEDENTES


Relación entre Dieta y Cáncer

Los estudios en cuanto a la relación entre la nutrición y la salud son cada vez más, ya que es necesario saber para poder recuperar una buena parte de esa dieta que le ha permitido a la humanidad llegar al siglo XXI (Wilson, 2006), con un sistema inmune que justo como una presa con una gran cantidad de agua, comienza a desbordarse y esto gracias a las múltiples enfermedades que nos aquejan hoy en día. En la actualidad la alimentación humana, es en su mayoría recomendación de expertos en nutrición, se sabe que este tipo de nutrición no guarda relación alguna con lo que consumía el ser humano de manera instintiva y que permitió llegar hasta nuestros días (Wilson, 2006), si no que está fue mejorando conforme el hombre se extendía por el territorio mundial, ya que conocía más cosas que podía consumir.

La sociedad industrial moderna ha creado un entorno artificial donde la vida funciona a través del consumo de productos manipulados (aprovechándose de los tiempos, donde es tiempo de la gente que no tiene tiempo), que de alguna manera están despojando a nuestro sistema inmune de los elementos y sustancias necesarias para el mantenimiento de su actividad (Wilson, 2006). Es por esto que nuestro sistema inmunológico es incompetente para enfrentar los terribles desafíos a los que esta sometido y esto hace que su actividad frente al cáncer es claramente insuficiente, lo cual se viene a agravar al utilizar las armas químicas que lo debilitan aún más (WHO, 2002).

El campo de estudio sobre el gran papel que tiene la nutrición en el proceso canceroso es muy amplio, y esto ha sido estimado por el instituto americano para la investigación de Cáncer y el Fondo de la Investigación de Cáncer del mundo que 30-40% de todos los cánceres puede prevenirse por dietas apropiadas, actividad física, y mantenimiento del peso corporal (WCRF/AICR, 1997). La mayoría de las investigaciones se desarrolla en base a alimentos en particular o sustancias de estos de manera más especifica, los cuáles tengan un impacto sobre el tumor canceroso, ya sea en su formación o regresión, lo cual de manera indirecta nos encamina a conocer de manera más detallada el mecanismo de dicha actividad protectiva (Wilson, 2006).

En suma, al ser la nutrición nuestra base principal de nuestras defensas orgánicas, es conveniente que se entienda que la nutrición no es solo una cosa de peso y apariencia, si no más bien que se trata de una cuestión de vida o muerte a la hora de prevenir enfermedades entre muchas otras patológicas, el cáncer (Wilson, 2006). Cabe mencionar que las nuevas técnicas de laboratorio ponen a nuestro alcance numerosas sustancias que ayudan tanto a combatir, como ha prevenir el cáncer. Siendo los quimioprotectores los principales elementos bioquímicos encargados de hacerle la batalla interna al cáncer (en el caso de que ya se padezca). En la actualidad las investigaciones más interesantes y prometedoras realizadas en los últimos 20 años han estado centradas en las sustancias químicas que contienen los alimentos crudos y en aquellos aceites marinos esenciales. Por lo que se piensa que una dieta alimentaría anticancerígena se centra en la actividad de los denominados antioxidantes, de enzimas y de algunos fotoquímicos, entre otros compuestos (Heltzel, et al., 2002; Chen, at a., 2001; Hazra, et al., 1999; Colombo et al., 1997).

Dentro de los componentes más destacados de las nuevas tecnologías e ingeniería genética para beneficio médico y para la salud están la fibra dietética, azúcares de baja energía, aminoácidos, ácidos grasos poliinsaturados (AGP), fitoesteroles, vitaminas y minerales, antioxidante, bacterias ácido lácticas y otras sustancias excitantes y tranquilizantes llamados alimentos funcionales. Dentro de esta gran gama de compuestos se encuentra un grupo en particular, los quimioprotectores; que no son más que una serie de compuestos y elementos que en conjunto o por si solos tienen actividad biológica en el humano, específicamente sobre el cáncer.

Bibliografía:

Chen, Z.Y. e Istfan, N.M. 2001. Docosahexaenoic acid, a major constituent of fish oil diets, prevents activation of cyclin-dependent kinasas and S-phase entry by serum stimulation in HT-29 cell. Prostaglandins, Leukotrienes and Essential Fatty Acids. 64(1), 67-73.

Colombo, D.T. 1997. Comparison of hexadecylphosphocholine with fish oil as an antitumor agent. Journal of lipid Mediators and cell Signalling. 17(1), 47-63.


Heltzel, C.E.; Huyck, R.H.; Valco, A.J.; Horgen, F.D. 2002. Mechanism-based search for novel anticancer agents from marine organisms. Department of Natural Sciences and Mathematics, Transylvania University, Lexington, KY, USA. Abstracts of Papers, 223rd ACS National Meeting, Orlando, FL; United States. Pág. 7-11.

Hazra, A.; Kumar, T.S.; Ghosh, A. 1999. Parmacology and therapeutic potential of the n-3 polyunsatured fatty acids, eicosapentaenoic (EPA) and docosahexaenoic acid (DHA) in fish oil. Indian Journal of pharmacology, 31(4), 247-264.

WCRF/AICR: Food, nutrition and the prevention of cancer: a global perspective: World Cancer Research Fund/ American Institute for Cancer Research; 1997.

Wilson S.G. 2006. Detección y Aislamiento Parcial de Fracciones Antimutagénicas y Antiproliferativas a Partir de Extractos Lipídicos De Organismos Marinos. Tesis de Maestría. Departamento de Investigación y Posgrado en Alimentos. Universidad de Sonora.

1 comentario:

grupo dijo...

Iván, mañana tendrás tu corrección.